El jueves 3 de octubre en el CIDAN, a las 19:00 horas Tito Casado Agudín presentará su primera novela "El cerezo del cementerio", que narra la vida su abuelo Elías Agudín en la emigración de la posguerra.
Corría el año 1912 y con apenas 14 años, sus padres decidieron que este niño de Posada de Rengos, un remoto pueblo del suroccidente de Asturias debía emigrar a buscar nuevos horizontes, intentar salir de la miseria atroz en la que vivían (…)
Vendieron una vaca y una pequeña huerta, lo que hacía que aumentase aún más la necesidad familiar, y con ese escaso dinero pagaron un pasaje de tercera clase en un buque que salía con destino a La Habana. Sin haber ido nunca a la escuela, sin saber leer ni escribir, sin haber visto nunca el mar ni conocer más mundo que el que había contemplado en algunas ferias de Cangas, se disponía a vivir una experiencia que lo marcaría para siempre.
En la maleta de madera llevaba una muda, una camisa, unos pantalones de pana, unos calcetines limpios, un trozo de jabón y un peine. En una bolsa de tela, un trozo de pan negro y otro de tocino. Cosida a los calzones una “faltriquera” con el escaso dinero de que disponía para iniciar la andadura. Entre dos tablillas atadas con una cuerda iban los documentos más importantes de su vida: el billete del barco, la cédula de identificación y un papel con la dirección en La Habana del pariente que lo iba a recibir.
Bajó andando descalzo los 18 km. que separaban su pueblo de la villa de Cangas, fue al río y se aseó un poco. Compró unas alpargatas, comió el pan con tocino y llegó a una plaza que llamaban “La Refierta”, donde todo empezaba, donde se acababa el mundo que él conocía. Allí era donde iba a coger el coche de caballos que en dos días, lo llevaría a Oviedo…